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Cuando pensamos en elegir un buen jamón, es fundamental conocer las diferencias entre dos de los productos estrella: el jamón ibérico y el jamón serrano. Aunque ambos son exquisitos y muy apreciados en la gastronomía española, existen diferencias clave que pueden influir en tu elección.

El origen y la raza

El jamón ibérico proviene de cerdos de raza ibérica, criados en libertad en las dehesas donde se alimentan de bellotas, hierbas y otros recursos naturales. Esta dieta y su estilo de vida en libertad son responsables de la característica infiltración de grasa en la carne, lo que aporta una textura jugosa y un sabor inigualable. Si buscas la mejor calidad, elige un jamón de bellota 100% ibérico para asegurarte de que proviene de cerdos alimentados exclusivamente con bellotas.

Por otro lado, el jamón serrano se elabora con cerdos de raza blanca, criados principalmente en granjas. Estos cerdos se alimentan de piensos, lo que afecta a la textura y sabor final del producto. Aunque es delicioso, el jamón serrano no tiene la misma riqueza en cuanto a matices de sabor que el ibérico.

Curación: un proceso clave

La curación es otro factor que marca una gran diferencia entre ambos tipos de jamón. Mientras que el jamón serrano tiene un tiempo de curación que oscila entre los 9 y 15 meses, dependiendo si es de bodega, reserva o gran reserva, el jamón ibérico requiere un mínimo de 24 meses de curación, pudiendo llegar hasta los 48 meses en el caso de los jamones de bellota 75% ibéricos.

Este proceso más prolongado permite que el jamón ibérico desarrolle una mayor complejidad de sabores, con matices que lo hacen único.

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Precintos y calidad del jamón

Una forma fácil de identificar la calidad del jamón ibérico es observar el color del precinto. Estos colores indican tanto la pureza de la raza ibérica como el tipo de alimentación del cerdo:

  • Blanco: Jamón de cebo ibérico (alimentado con piensos).
  • Verde: Jamón de cebo de campo ibérico (alimentado con pastos y piensos en libertad).
  • Rojo: Jamón de bellota ibérico (50%-75% de pureza de raza ibérica).
  • Negro: Jamón de bellota 100% ibérico.

Si quieres aprender más sobre cómo se clasifican los jamones ibéricos, puedes consultar nuestra guía sobre los precintos del jamón ibérico, donde te explicamos a detalle cada categoría.

El jamón serrano no tiene un sistema de precintos tan específico, aunque puede clasificarse como bodega, reserva o gran reserva según su tiempo de curación.

Sabor y textura: ¿qué esperar?

El jamón ibérico es famoso por su textura suave y jugosa, gracias a la infiltración de grasa en la carne, lo que aporta una experiencia gastronómica más rica. Su sabor es intenso, con notas de frutos secos debido a la alimentación del cerdo con bellotas.

El jamón serrano, aunque también delicioso, es más magro y su sabor es más suave y menos complejo que el ibérico. Es una opción perfecta si buscas un jamón de alta calidad, pero a un precio más asequible. En nuestra tienda podrás encontrar una selección exclusiva de jamones premium y jamones pata negra, ideales para paladares exigentes.

¿Cuál elegir según tus necesidades?

Si lo que buscas es sorprender con un producto exclusivo, lleno de sabor y con una tradición milenaria, el jamón ibérico de bellota es la mejor opción. Si prefieres una alternativa más económica pero igualmente deliciosa, el jamón serrano será un excelente aliado. Además, también tienes la opción de elegir jamones deshuesados si prefieres algo más práctico para disfrutar en cualquier momento.

En Maestros Jamoneros, encontrarás una amplia selección de jamones para todos los gustos y presupuestos. Además, si ya has empezado a disfrutar tu jamón, te ofrecemos algunos consejos sobre cómo guardar el jamón cortado para que mantenga todo su sabor.

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